El peor día y el mejor día de tu vida

Leí un libro donde uno de los personajes inventó un nuevo juego que se llama “el peor día – el mejor día de tu vida”. Así que cada uno decía cuales fueron los peores o mejores momentos de sus vidas. Para uno de los personajes, el mejor día fue también el peor. Es así, andamos por la vida, y no sabemos que nos traerá el próximo segundo (Santiago 4:14), del cielo, podemos caer con violencia al suelo, no porque todo pasa al azar, o que así es la vida, es porque hay un Dios soberano que lo gobierna todo.

No es Él quien hace el mal, para probarnos deja que nos pasen algunas cosas, que a nosotros no nos gustan, pero son de provecho. Si miró atrás, veo que lo que me hizo crecer como cristiana no fueron los buenos momentos (fueron de bendición, claro, para gozarme en el Señor) fueron las pruebas. Ahí es donde vemos nuestra dependencia de Dios, Su cuidado, el echo de que le importa.

Mi pastor, decía que somos tendados a creer que a Dios no le importan nuestras cosas chiquitas, como cuando quieres cambiar un producto en el super, pero tienes verguenza, o miedo de que no te grité la persona de la caja, o el encontrar algo que se nos ha perdido. A Dios le importa todo esto, nos dice el Señor Jesus: “Pues aun vuestros cabellos están todos contados” (Mateo 10:30). Pensé en esto muchas veces, de que un Dios Todopoderoso, dueño de todo, Creador de todo, sabe cuantos cabellos tengo en la cabeza, sabe cuando sonrio, cuando lloro, cuando escribo esto, me ve y me ama. Dios es nuestro Padre y cuando tenemos un día peor que el día que fue el peor hasta ese momento, recordemos que Su voluntad es santa, y lo que pasa en nuestras vidas es para entrenarnos para el cielo.

Dios es la fuente de la felicidad en nuestras vidas, y cuando empezamos a hundirnos en este lodo, a hechar raiz en esta tierra, no hay mas gozo. La felicidad completa será cuando estaremos con nuestro Dios. Nuestro detallista Padre nos saca, sacudiendonos con amor de donde caemos, recordandonos que Él es quien da sentido a nuestras vidas, muchas veces este es el papel de las pruebas, Dios diciendo: “Aquí estoy, despierta”.

El himno nacional de mí pais comienza así: “Despierta rumano del sueño de muerte”. Intenso, ¿no? Bueno, nos hundimos en un sueño de muerte cuando andamos buscando mejor consuelo en los días malos, nadie nos entiende más que Él. En mís días buenos siempre se me olvida algo: aprovechar este tiempo de gozo, orar más, estudiar más Su Palabra, para tener “suplemento” en los días menos buenos. Por eso pasa que cuando llega la prueba, estoy abajo del piso, ni siquiera sobre el. Creo que si pudiera ver la película de mí vida estaría decepcionada, porque en cada prueba, hay murmuraciones, reproches, malagradecimiento. De echo si se hiciera una película de mí vida, no pagaria para ir a verla.

Sea un día bueno, o uno malo, Dios tiene el control, porque al fin sabemos que los momentos catalogados como malos, son para nuestro bien (Romanos 8:28). No intentemos una y otra vez tener las riendas de nuestras vidas, porque Dios nos da lo que queremos a veces, no porque esta obligado, sino para que aprendamos, y el resultado es desastruoso. Y cuando queremos llevar nuestras cargas, recordemos también que no somos super heroes, somos debiles, sólo Jesucristo puede llevarnos esas cargas (1 Pedro 5:7). Estamos en sus manos, descansemos en Él.


Photograpy of Phillip Geisler

Publicado por

Georgia Blidar

Rumana de nacimiento, pero peregrina en esta tierra. Soy apasionada por la lectura y me gusta escribir, el idioma rumano es mi lengua materna pero escribiré en español, uno de los cinco idiomas provenientes del latín. De profesión soy periodista así que desde aquí comenzaré a comunicar lo que la Gracia de Dios nos permita compartir.