El libro “La sombra del Todopoderoso – Shadow of the Almigthy” escrita por Elisabeth Elliot es sobre la vida y el testamento de Jim Elliot. Su esposa, Elisabeth juntó su diario con sus cartas que envió a ciertas personas y completó este libro para exponer un testimonio de una vida llena de pasión para El Todopoderoso (El Shaddai).
Philip James Elliot nació en 8 de octubre de 1927, hijo de Fred y Clara Elliot, hermano de Robert, Herbert y Jane. Desde niño era una persona que le gustaba trabajar el huerto y ayudaba mucho a los padres con los quehaceres de la casa. Sus padres les leía la Biblia en la noche y los llevaban a la iglesia, eran unos cristianos abnegados, con amor hacia Dios.
En éste libro, he visto que puede hacer el amor verdadero hacia Dios, el dolor por las almas que quedan ignorantes frente el juicio, frente al evangelio. En Elliot yacía el fuego que ahora falta en muchos de nosotros. Se dedicaba en enterarse de cual es la voluntad de Dios por él, y deseaba con fervor predicar el evangelio a personas que nunca han escuchado las buenas nuevas. Le pedía al Señor que lo haga un sacrificio para Él, y Su Reino, cosa que me recuerda al apóstol Pablo. Durante su vida de estudiante se encargaba de predicarles a los jóvenes que busquen a Dios más y más, porque nada es mas dulce que su compañía. Con su don oratorio había ganado la simpatía de los estudiantes. Pero él no deseaba hacerse pastor en Estados Unidos, deseaba irse para hablar sobre Dios a oídos ignorantes a Su existencia. Jim decía que le dolía el corazón por aquellas almas que no saben sobre todas las maravillas de Dios. Así, cuando escuchó sobre los indios auca, el fuego que tenía dentro de él ya no le dejo en paz, estaba seguro que debe irse a predicarles.
Elisabeth aparece en su vida y aunque la amaba, era tan abnegado que tenía miedo de comprometerse ya que le va a quitar el propósito de ir a predicar y se iba hundir en cosas terrenales, además que él quería ir a la selva de Ecuador, y una familia era un lujo en ese caso. Así los dos esperaron a ver cual es la voluntad de Dios para ellos con paciencia, y los años pasaban. En su diario, Jim escribe:
“He disfrutado de grandes dulzuras en la lectura de la vida de Brainerd en estos últimos meses. Cómo concuerdan sus pensamientos con los míos en cuanto a la religión verdadera y la falsa de estos últimos días. Vi al leer la obra el valor de estas notaciones, y me sentí mucho más animado a pensar en una vida de piedad a la luz de una muerte temprana”.
Jim era consiente de que la muerte violenta en cualquier momento es muy real en las selvas ecuatorianas, pero aun así, se sentía dichoso sí Dios quiere eso para su vida, y sabía que era así. La vida de este cristiano me asombró porque sabía que era un peregrino en esta tierra y que valía más morir por Dios que vivir sin Él.
En el año 1949, día 28 de octubre escribió en su diario: “Una de las grandes bendiciones del cielo es valoración aquí en la tierra. No es tonto el que da lo que no puede retener, para ganar lo que no puede perder.”
Después de cinco años hablando por cartas, Jim y Betty se casan, en las selvas de Ecuador, entre los quechuas. Él propósito de Jim fue predicar a los aucas, y cuando sus amigos, misioneros que lo acompañaban en ese viaje los encontraron, Elisabeth supo que él iría a predicarles, no importe el precio. El amor hacia Dios puede convertirnos en instrumentos por los cuales el Espíritu Santo pueda fluir sin medida, y Jim estaba tan enamorado de Dios que quiso que todos supieran que existe un Salvador.
Elisabeth, sabía sobre el deseo tan ardiente de su esposo de hablar sobre Dios, como Jeremías así vivía Jim: “Si digo: «No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre» entonces su palabra en mi interior se vuelve un fuego ardiente que me cala hasta los huesos”.(Jeremías 20:9)
Jim Elliot, supo que el tiempo, la vida, todo, no eran de él, eran de Dios, por eso lo dio todo por Él y hizo todo para Él, “Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará”. (Mateo 16:25)