Cristianos en búsqueda de la felicidad

Reseña del libro “El contentamiento cristiano…Una joya rara”

El libro es escrito por Jeremiah Burroughs, es un libro de bolsillo solo tiene 47 páginas, al final de cada dos o tres capítulos contiene algunas preguntas para meditar acerca de lo que leemos. Las palabras que contiene son preciosas para hacernos pensar más profundo sobre lo que nos suele olvidar: no pertenecemos a esta tierra, vivimos aquí, pero no somos de aquí. Por eso debemos aprender a estar contentos, al fin nuestro lugar es con Dios.

El Señor habla en la Biblia sobre alegrarse en medio de las aflicciones, de tener gozo no importa las circunstancias. El apóstol Pablo dice: “Alégrense siempre en el Seño. Insisto: ¡Alégrense!”(Filipenses 4.4).

Buscamos la felicidad en este mundo tan caído, aunque sabemos que no encontraremos nada, oscuridad y vacíos nos esperan para abrazarnos si hacemos ese viaje.

Alguien me dijo una vez que la felicidad absoluta no existe aquí porque siempre habrá algo que nos alumbrará la vista, esa felicidad existe en la eternidad donde tendremos comunión con el Señor siempre.

Vivimos en la tierra engañados a veces que la comodidad aquí nos llenará la vida y seremos felices. Pasa que nunca en mi vida corta no he vivido esa sensación, cuando obtuve lo que quiero me sentí alegre, pero al final no queda nada de esa euforia. ¿Por qué? Porque sólo en Cristo somos verdaderamente felices, gozosos.

Creemos que teniendo una carrera buena, una familia, tendremos gozo hasta al final de nuestros días, pero no es así. Las cosas, la personas, y la profesión son sólo un hueco más sin Dios.

Jeremiah Burroughs dice:

“La felicidad cristiana es un enigma al no creyente porque proviene no del hecho de obtener más, sino de desear menos”.

Cuando Dios nos prueba, pensamos que si esa prueba fuera quitada, estaremos felices, olvidando que si Dios permite aflicciones en nuestra vida es para bendecirnos. Luego empezamos a quejarnos y a deprimirnos viendo que Dios no detiene la prueba o no nos da lo que queremos, pensando que no nos escucha. Pero la Biblia me dice en Hebreos 12.5-7: “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo. Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina?”. El autor advierte que quejarse es malo: “La mayoría de los israelitas que se quejaron en el desierto nunca llegaron a ver la tierra prometida”.

Burroughs cita a Bernard de Clairvaux: “Darme lo que mi corazón desea es uno de los juicios más horrendos del mundo”. Y el echo de que Dios no nos deja tener todo fácil, es porque nos ama, que prueba más grande de que nos ama queremos, que esta – Él nos educa, para de pulirnos para brillar más y más. “Los no creyentes piensan que si Dios realmente existe y si los creyentes en realidad le pertenecen, entonces no deberían sufrir. Pero, la verdad es lo contrario. El echo de que sufren es una evidencia de que pertenecen a Cristo.”[1]

El contentamiento es difícil de conseguir, hay tantas distracciones en este mundo, todo parece brillar como los diamantes, llamándonos, conquistándonos prometiendo llenarnos la vida para luego dejarnos más vacíos que nunca. El autor de este libro dice que nada satisface sin Dios, que Dios tiene el control. Sabiendo que Dios está al mando de nuestra vida ¿de qué temeremos?

Ésta es la verdadera felicidad: estar contentos – en Cristo.


 

[1] Jeremiah Burroughs, El contentamiento cristiano…Una joya rara, p. 23.

 

 

Publicado por

Georgia Blidar

Rumana de nacimiento, pero peregrina en esta tierra. Soy apasionada por la lectura y me gusta escribir, el idioma rumano es mi lengua materna pero escribiré en español, uno de los cinco idiomas provenientes del latín. De profesión soy periodista así que desde aquí comenzaré a comunicar lo que la Gracia de Dios nos permita compartir.