Patagonia

Mi mamá tenía un dicho (no era de ella, es de mi país, pero ella lo usaba frecuentemente). Cuando la preguntaba ¿Adónde vas? Ella decía: a Patagonia. Eso lo decía porque entre Rumanía y Patagonia hay un número muy grande de kilómetros que causa aburrimiento al sólo leerlo. Bueno, Patagonia significaba lo inalcanzable, lo imposible, el llegar donde seguro nunca llegaremos. Por eso mi mamá contestaba así, yo también, cuando ella me dirigía la misma pregunta (tal madre, tal hija), ese dicho es pegajoso.

Hoy, escucho en mi mente la voz de mi madre diciendo esto, mi mamá que estaba segura que la marea de la vida no me llevaría tan imposiblemente lejos de ella, tan segura como yo.

Ahora estoy aquí, muy cerca de Patagonia, del lugar de cuentos donde nadie supo siquiera que tocaría con el pensamiento.

Esto sólo me hace recordar: lo imposible, para Dios – no existe.

La esposa del pastor de Rumanía, me ha dicho que Dios es el maestro de las cosas imposibles. Cuanta razón tenía, y como se refleja lo que dijo, en mi vida. Ahora, lo que hago es cada día imponerme a ver a que Dios le sirvo, a un Dios que me trajo cerca del lugar del dicho de mi mamá, desde Apateu, Rumanía, hasta Santiago, Chile, cerca de Patagonia.
Mamá, llegue aquí, cerca de Patagonia, perdóname por haberme ido tan lejos de tus brazos, pero volveré…

 

Publicado por

Georgia Blidar

Rumana de nacimiento, pero peregrina en esta tierra. Soy apasionada por la lectura y me gusta escribir, el idioma rumano es mi lengua materna pero escribiré en español, uno de los cinco idiomas provenientes del latín. De profesión soy periodista así que desde aquí comenzaré a comunicar lo que la Gracia de Dios nos permita compartir.