
Leí la trilogía sobre la cual quiero hablar y vi también las películas. En base a esto, quiero empezar presentado la historia. El libro “Los juegos del hambre – The hunger games”, escrita por Suzanne Collins, se trata de una América del Norte, en un futuro donde por tantas guerras y revoluciones de la población, quedó casi destruida por completo, y el territorio fue ocupado por los 12 distritos instituidos por la nueva dictadura. Estados Unidos de América ahora se llama Panem y cada distrito se ocupa de algo distinto: el distrito 12 del cual hace parte la protagonista, Katniss Everdeen, se encarga de la minería, otro, de la agricultura -como el 11- y otros con la tecnología, el pescado, etc.

No tiraría al suelo con todo lo que soy, lo que creo, lo que amo, son cosas que valen la pena. No quiero dejar ni mi sombra pisotear encima de la sinceridad. Cuando me miro al espejo, fijo mi mirada en los ojos, quiero ver mi alma, quiero conocerme. Quiero estar segura de que ese azul es uno de diciembre, no uno congelado, de mayo.

Cuando tomé por primera vez la Biblia en mis manos, decidida leerla de hoja en hoja, fue como si Dios me tendía la mano, y me decía: ”Vamos, ahora vas a conocerme”. Ese fue el principio de mi vida, uno nuevo, vivo, intenso. Cada hoja de este libro me marcó centímetro con centímetro el alma, el cuerpo y la mente. Lo que me indignó después de a verla leído fue que yo me hacia llamar cristiana, aunque no sabia nada de este tema. Otra cosa que me atormentó realmente es: “como la gente prefiere tener como padre un mono, que a Alguien que supera todo, afuera de nuestro alcance de entendimiento, mas allá de lo que se ve”.

Me miré, como muchas veces lo hago (cada uno con su ego, grade o pequeño) y me di cuenta que soy un reloj, pero tengo fallas, las peores que puede tener un reloj: solo indico los segundos, me faltan manecillas. Lo pensé y creo que será porque yo en cada cuarta parte, mitad de un segundo, puedo resultar herida, muy fácil, demasiado fácil, como cuando rompes una flor y piensas que no le harás daño, pero antes de levantarlo y ponerla en tus manos, ya los pétalos se cayeron al suelo.